Las aplicaciones de robótica colaborativa resultan de gran utilidad para automatizar tareas manuales y repetitivas por su pequeño tamaño y su intuitiva interfaz. Generalmente, las aplicaciones de robótica colaborativa se integran en actividades industriales, pero también se han introducido en espectáculos (como en la ópera de Turnandot en Barcelona) y en causas sociales (como en el caso de Greenpeace, para plasmar con tinta china la firma de cientos de abejas).
INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y COBÓTICA, AL SERVICIO DE UNA CAUSA MEDIOAMBIENTAL
Bajo el lema “Su futuro también es el nuestro”, Greenpeace puso en marcha un proyecto ambicioso y llamativo para pedir en España medidas que prohibieran el uso de pesticidas peligrosos para las abejas y promovieran el desarrollo de la agricultura ecológica. Para ello, la ONG necesitaba recoger 250.000 firmas de personas, que se emparejarían con la firma de 250.000 abejas.
Para capturar la firma de las abejas, desarrollaron un software capaz de identificar a cada abeja con un número y seguir su recorrido en tiempo real, a partir de los vídeos de varias colmenas. Las diferentes rutas de estas abejas se convirtieron en su firma con elegantes líneas vectorizadas. Además, un algoritmo seleccionó las 100 firmas más bonitas para plasmarlas fielmente en láminas con la ayuda de un brazo robótico (un cobot o robot colaborativo), usando un pincel y tinta china.
APLICACIONES DE COBÓTICA A MEDIDA
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